Casa de la Cultura
A principios del siglo XX no solo se trabajaba en los campos y huertas del término, también se realizaban trabajos en las incipientes minas que se ponían en explotación de vez en cuando y en las que no solo los hombres encontraban un trabajo mas rentable que el del campo, también las mujeres tenían un lugar en la mina, pues su trabajo consistía en la separación manual de las rocas que los hombres iban triturando con los marros; esta labor se realizaba con el fin de clasificar aquellas rocas que mas mineral presentaban y que luego eran embasadas en barricas de madera para ser envíadas a las fundiciones de Río Tinto.
Pero estas minas acabaron por cerrarse y gracias a la creación el día 1 de Enero de 1902, de una sociedad anónima para la producción de energía eléctrica, la muy querida Cia. Santa Teresa de Electricidad, estos obreros, consiguieron trabajo en la construcción de toda la infraestructura que se necesitaba para llevar el agua del río Múrtigas hasta la turbina encargada de mover el alternador de la central del Salto.
Durante el año 1902 y el siguiente, se construyó una represa de aguas bajo el Puente del Infierno, con su correspondiente lieva que tenia una longitud de 1,8 kilómetros y una profundidad de 1,5 metros; además fue necesario levantar muchos kilómetros de postes de madera, para realizar el tendido de los cables de cobre necesario para conectar los pueblos con la nueva central hidroeléctrica. Pero al ser requerida mas energía eléctrica por los pueblos de la comarca, en el año 1928 se comenzó la construcción de un nuevo sistema de captación de agua; para ello se levantó una nueva represa de aguas mas arriba de la anterior, a la altura de la aldea de Las Chinas, con una lieva de 2 metros de profundidad y casi 3 kilómetros de longitud y un depósito de captación de aguas con una capacidad de 5.800 metros cúbicos.
Pero estos trabajos terminaron y el pueblo, en el segundo cuarto del siglo XX, acabó por ser como todos los demás de la Sierra, con grandes diferencias de clases entre ricos y pobres; pero en La Nava estas diferencias se acentuaban más, ya que al ser los propietarios de las grandes fincas personas de otros pueblos, miraban a sus trabajadores por encima del hombro como si fueran una clase inferior. Esto acarreaba graves problemas para cualquier vecino de aquellas localidades, que por muchas circunstancias pasaban por La Nava, ya que no eran bien recibidos por los lugareños, quienes deseaban descargar sobre ellos toda la rabia que sentían hacia los dueños de las fincas que tan mal les trataban.
Cuando en el año 1.931 se instauró la república, todos creían que aquello era la única solución para terminar con estas diferencias, pero no fue así, los hombres continuaban trabajando en el campo por unas pocas pesetas, que difícilmente daban para mantener a la familia.
A este estado de cosas, se le unía la pérdida en el año 1841 de las tierras que los vecinos de La Nava tenían para su aprovechamiento comunal, en las que podían cortar leña, aprovechar la bellota para el engorde de los cerdos que eran el sustento de las familias y, que eran utilizadas desde tiempos de la reconquista, conseguidas en parte con la aportación económica de sus antepasados, pero que a consecuencias de la desamortización de Madoz, pasaron a ser bienes de propios, siendo arrendadas por el Ayuntamiento a algunas familias por una renta anual muy baja, por lo que quedaron otros vecinos fuera de estos arrendamientos y sin posibilidades de aprovechar estas tierras.
Los vecinos de La Nava nunca habían dejado de reivindicar sus derechos al uso y disfrute de los llamados terrenos de propios, por lo que amparados en las huelgas generales que en toda la provincia se producían durante el año 1931, el día 16 de Noviembre de este mismo año, es declarada la huelga general en la población, que duró hasta el día 19 del mismo mes, en el que el gobernador civil de Huelva adopta medidas represivas contra la población.
Pero a mediados del mes de Febrero de 1933, se reanudan las protestas por los bienes de propios; en esta ocasión las actuaciones de los campesinos fueron más duras, llegando incluso ha hacer explosionar un petardo, por lo que las fuerzas de orden público detuvieron a seis vecinos de la localidad, a los que se les dio la consideración de "extremistas" en la noticia que apareció en el Diario de Huelva de fecha 26 del mismo mes.
Sin embargo el pueblo experimentó grandes mejoras, con varias obras públicas de cierta importancia, gracias a la intervención de don Luis Velasco Coffin; nacido en Sevilla el día 20 de Julio de 1871, hijo de Juan Velasco y Amparo Coffin, era un niño muy despierto y con grandes dotes para el estudio, por lo que a la edad de 15 años logró terminar el Bachiller y una vez aprobado el ingreso en la Universidad, escogió la misma carrera de su padre: Medicina, en la que se doctoró el día 22 de Junio de 1895 con la calificación de Sobresaliente. Su padre le tenía destinado un hospital de la ciudad para que empezase a trabajar una vez que terminó la carrera, pero a él no le agradaba ser un médico de familias ricas, por lo que en 1905 solicitó el traslado a otro lugar, siendo destinado a un pueblo cercano a la capital gracias a la intercesión de su padre, cosa que a Don Luis no agradó; para separarse de la influencia de su padre, pidió de nuevo traslado a la provincia de Huelva, siendo destinado a El Castaño del Robledo. A consecuencia de una enfermedad que padecía el médico de La Nava, Don Luis hubo de sustituirle en sus menesteres, por lo que estas visitas al pueblo ocasionaron que se sintiese atraído por la bonanza del clima y la belleza de la tierra, por lo que en la primera oportunidad que se le ofreció, solicitó el traslado a esta población en la que estableció su residencia una vez que había contraído matrimonio con Doña Amalia Ávila Montes, nacida en Sevilla, hija de José Ávila y de Isabel Montes y con la que tuvo cuatro hijos llamados Amparo, Dolores, Amalio y Luis, habiendo fallecido ya los cuatro, incluso algunos de sus nietos.
Sus ideales políticos le llevaron a afiliarse al Partido Radical, en el que consiguió llegar a ser Vicepresidente primero del Comité Ejecutivo Provincial y una vez instaurada la Segunda República, se presentó corno candidato por dicho Partido en la provincia de Huelva a las elecciones que se celebraron el 28 de Junio de 1931, consiguiendo ser Diputado con un total de 26.641 votos, permaneciendo en el cargo hasta las elecciones de 1933, a las que no presentó su candidatura por motivos de salud.
Poco después de las elecciones, el Ayuntamiento de La Nava ofreció a don Luis Velasco un homenaje con una copa de honor en el salón de sesiones, al que asistió numeroso público tanto de la localidad como de los pueblos vecinos. Ofreció el agasajo en nombre del Partido Republicano Radical, el Secretario local del mismo, Laureano Domínguez, quien hizo resaltar los inconvenientes con los que se encontró la comisión organizadora, para que por parte de don Luis Velasco aceptase dicho acto en su honor, ya que el nuevo diputado no era partidario de homenajes.
Laureano Dominguez, como Secretario local del Partido, ensalzó la figura del incansable médico, que con su constancia, su fe y entusiasmo desinteresado, mantuvieron las fuerzas republicanas en la comarca de la Sierra. Hizo patente, que el pueblo de La Nava se sentía orgulloso por la convivencia entre ellos del ilustre Diputado Provincial y que igualmente podía estarlo toda la comarca serrana, por haber sabido elegir con sus votos al hombre todo modestia, defensor de la justicia y la libertad.
Seguidamente y desde el balcón del Ayuntamiento, hizo uso de la palabra el concejal del Ayuntamiento de Cortegana don Ramón Martín Forero, saludando al pueblo de La Nava en nombre del de Cortegana, expresando su gran alegría porque el cargo de Diputado hubiese recaída en la persona de don Luis Velasco, pues sabía y así lo hacía expresar, que don Luis representaba y defendía en todos sitios la verdadera voluntad del distrito serrano. Al terminar su discurso el señor Martín, fueron aclamadas sus palabras por la gran multitud que se encontraba en la plaza del Ayuntamiento; multitud que requiere la presencia del señor Velasco, quien así lo hace, siendo acogido con una gran ovación al aparecer en el balcón.
Empezó su discurso dando las gracias al pueblo por las manifestaciones de cariño que se le tributan, como así también por el homenaje que se le ofrece, al cual no es merecedor; saluda a los representantes de los varios pueblos que de forma espontánea se han sumado al acto "... el que os habla, este modesto médico de pueblo, que ha sido honrado por vosotros para la representación en Cortes, ha de estar siempre dispuesto a defender con gran interés y entusiasmo cuantos problemas y necesidades atañan a la provincia..." después de hacer un minucioso compendio de política provincial, termina ensalzando al partido que representa, alegrándose de que en esta tierra se ha extirpado para siempre el caciquismo que califica de nefasto.
Muchas personas de diferentes pueblos se congregaron para aclamar a don Luis Velasco, a pesar de que no se hizo invitación, siendo de destacar por lo numerosas las representaciones de Corteganar Galarozar Jabugo y Cortelazor.
Aunque su paso por las Cortes fue muy corto, consiguió grandes amistades que le sirvieron para ayudar en algunos aspectos al pueblo de La Nava; gracias a su intervención, se construyó el Grupo Escolar, que fue inaugurado oficialmente el día 16 de Junio de 1.935 Para la construcción del edificio, se estudió su emplazamiento de manera que fuese lo mas saludable para los niños, se procuró un sitio bien soleado y al mismo tiempo resguardado de los vientos dominantes en el invierno. El lugar elegido no podía ser mejor: el colegio estaba a la salida de la población en dirección a Huelva, en un lugar elevado sobre la calle y con unas vistas maravillosas de las huertas que rodean al pueblo; desde los porches se divisa la carretera general y puede oírse el rumor del agua del río Múrtiga y el trinar de los pájaros en las hermosas mañanas de la primavera serrana.
Fue autor del proyecto el arquitecto de Madrid, don Antonio Marsá Prat y constructor, el ingeniero don Manuel Pérez González, natural del vecino pueblo de Aroche, siendo construido por el Ayuntamiento de La Nava, ayudado con la subvención del Estado.
El edificio reunía todas las condiciones que la pedagogía de los años treinta exigía: abundante agua potable que llegaba desde la red que surtía a las tres fuentes de que disponía el pueblo, pues aunque en las casas no existía el agua potable, al colegio sí se le proporcionó; se construyeron dos cuartos de aseo, uno para niñas y otro para niños con su correspondiente servicio de agua; a los extremos del edificio, se encontraban las dos clases de niños y niñas, con capacidad para 40 alumnos por clase, holgadamente instalados en sus correspondientes pupitres; entre las clases se instaló la biblioteca con un pequeño laboratorio de física y química, que nunca llegó a utilizarse, pero que podía verse a través de los cristales de la vitrina; entre la biblioteca y las clases se encontraban los guardarropas, dos pequeños cuartos con sus perchas, donde se dejaban los abrigos en los días de invierno; y por último, el salón de actos, un espacioso lugar que ha servido para todo lo que en el pueblo se ha realizado, desde teatro escolar hasta cine parroquial, pasando por salón de baile.
Alrededor del colegio, existen unas bonitas terrazas que en su tiempo estaban cubiertas de rosales y plantas de jardín y las que estaban en la fachada principal, se convertían en los días de fiesta en graderío de la plaza de toros que se construía en la carretera.
El día 16 de Junio de 1.935, el pueblo en masa acudió al acto inaugural, instalándose en las terrazas, por ser insuficiente el local a pesar de su amplitud. A las cinco de la tarde, como si del paseillo de una corrida se tratase, acompañados por la banda de música de Aroche dirigida por el célebre maestro don José Guerra, salieron del Ayuntamiento con dirección al Grupo Escolar, las autoridades locales y provinciales, con una numerosa representación del Partido Radical y los invitados foráneos; la llegada de la comitiva al colegio fue saludada por los escolares y por el numeroso público que les esperaba con vítores y aplausos hasta su entrada en el amplio salón de actos.
Ocupada la presidencia por el Alcalde de la localidad, don Antonio del Río Jara, dio éste lectura a su discurso con las siguientes palabras:
Señoras y señores: el Alcalde de La Nava no quiere dejar de expresar en este acto en que festejamos la inauguración del Grupo Escolar, la satisfacción que experimenta al ver convertida la ilusión de unos cuantos años en la presente hermosa realidad.
Desde que a costa de grandes esfuerzos y de influencias fue creada la escuela de niños de este pueblo, en lo que puse todo mi empeño y entusiasmo, me dediqué a inculcar en el ánimo de todos la necesidad de que este Ayuntamiento construyera un edificio escolar higiénico, confortable y con las condiciones pedagógicas necesarias para la educación de los niños y niñas de esta vecindad.
y se ha conseguido. Al apoyo prestado por mis compañeros del Municipio, a las gestiones realizada por la persona a la que me unen lazos familiares (ausente por causas de todos conocidas), a la pericia e inteligencia del culto Ingeniero don Manuel Pérez González, se debe que el Grupo Escolar de La Nava, sea uno de los primeros terminados en la provincia con arreglo a las normas de la moderna pedagogía.
Niñas y niños: Habréis de recibir instrucción y ser convenientemente educados en el recinto de este edificio, y tenéis que respetarlo y amarlo como vuestra propia casa, ya que para vosotros ha sido construido y, así, al correr de los años, vuestro comportamiento servirá de ejemplo y de estímulo a las nuevas generaciones escolares.
Señores Maestros: A vosotros me dirijo para rogaros, con el mayor fervor, continuéis como hasta aquí vuestra perseverante y eficaz labor educativa y, al mismo tiempo, que preparéis el alma de vuestros hijos espirituales, enseñándoles a pensar con alteza de miras y que en sus corazones no quepan jamás el odio ni el rencor, de modo que los que han de ser mañana hombres y mujeres, al salir de vuestras escuelas, puedan poner muy alto el nombre de este nuestro querido pueblo.
Y ahora a las demás personas que nos honran con su presencia en este modesto, pero solemne acto, mi mas profundo agradecimiento, y a los de casa, el ruego de que sigan prestándome la ayuda y leal colaboración que me han prestado hasta hoy, para que todos unidos llevemos a cabo la realización de la obra emprendida por este Ayuntamiento, de dotar a La Nava de todos los servicios a que tienen derecho los pueblos civilizados.
Y nada mas, en nombre de la Superioridad, cuya Delegación ostento, declaro inaugurado este Grupo Escolar. i Viva España! i Viva la República!.
Terminadas las palabras del señor Alcalde, torna la palabra la Maestra Nacional doña Magdalena Álvarez del Barco, la cual hace un canto a la Escuela, elogiando el bello edificio construido y expresa su agradecimiento a las autoridades y muy especialmente al Alcalde por su iniciativa, y por haber obtenido el apoyo necesario para que los niños y niñas cuenten con una escuela donde poder educarse con la comodidad, la luz y la alegría que en dicho lugar se experimenta. Al terminar su alocución, recibió una gran ovación por parte de todos los asistentes que quedaron impresionados por sus palabras.
A continuación don Francisco Medina, como Maestro Nacional del nuevo Grupo Escolar, es quien tiene el honor de dirigirse al público asistente, expresándose con gran elocuencia y extendiéndose en consideraciones sobre lo que representa la escuela y los beneficios que el niño puede sacar de ella. Elogia a las autoridades y a las personas que han conseguido la construcción del Grupo Escolar, pues obras de esta clase, honran a un pueblo y se honran sus habitantes.
Para cerrar el acto, las niñas y niños recitaron trozos literarios muy bien escogidos y bellas poesías, de la que intentaré reproducir una que recitó el niño Antonio Valiente Martín y que después de haber pasado mas de 65 años, aun la recuerda como si fuese el primer día:
Gallarda y pomposa te elevas
el pabellón español en tu fachada tremola
en tu frente el designio memorable llevas
incultura y pasiones bajas, aquí se inmolan
¡linda escuela!
Que consuelo al alma mía
tu presencia siempre ofrece
con cándida inteligencia esclareces
la obscura sombra del nocturno velo
¡oh escuela!
Empieza la gran carrera
que te señala el dedo inteligente
para llegar con el saber
a etéreas cumbres
que desde el oriente al ocaso
eternamente
como foco enorme
al mundo alumbres,
Según parece, el autor de todas las poesías que se recitaron en este día, fue el Maestro don Francisco Medina, que era muy dado a la composición literaria.
Muchas fueron las representaciones que desde los distintos pueblos se acercaron a La Nava, para celebrar la inauguración del Grupo Escolar, sobre todo de los pueblos vecinos de Aroche, las tres Cumbres, Galaroza, Valdelarco, Jabugo, El Castaño, Alájar, Fuenteheridos, Cortegana y Aracena, quienes una vez terminado el acto, dieron cuenta del abundante refrigerio que el Ayuntamiento de La Nava les tenia preparado, continuando hasta altas horas de la madrugada en el concierto de la banda de música y posterior baile en el salón del colegio, Todos los asistentes lamentaron la ausencia del médico don Luis Velasco, que se encontraba en periodo de convalecencia de la grave y larga enfermedad que había padecido, pero durante todo el día, fueron muchas las personas que se acercaron por su casa, para interesarse por su estado de salud. Durante 50 años, el Grupo Escolar ha sido la fuente donde los niños de La Nava han aprendido a beber de la cultura; en este colegio empezaron su formación los hombres y mujeres de este pueblo, que hoy en día sienten el orgullo de haber pasado por sus aulas y que hoy en día han conseguido ocupar los lugares que en la niñez muchos de ellos habían soñado. Este edificio aunque ya no cumple con la función para la que fue construido, se conserva para las generaciones futuras como símbolo de lo que en su día llegó a representar para los niños que por él pasaron.
Casi un año después de su inauguración, en España se produjo el peor de los acontecimientos: la Guerra Civil, de la cual prefiero no hacer comentario alguno, quizás por no remover las cenizas de aquella hoguera que aún hoy en día se conservan calientes en el pueblo.
Por Servando Valiente